lunes, 5 de julio de 2010

La cinematografía en nuestra ¿televisión cultural? (primera parte)



Cuando se trata de definir qué es la cultura, se corre el riesgo de hablar sobre pequeñeces o sobre inmensidades que, lejos de aclarar un punto, nos confunden más. Sin embargo, la antropología cultural ha optado por tomar partida de aquellas definiciones integradoras que hablan de la totalidad, como ésta clásica de Edward B. Tylor: “La cultura (…) es aquel todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y cualesquiera otros hábitos y capacidades adquiridas por el hombre en cuanto miembro de la sociedad”.


Por más de un siglo, ésta ha sido la visión de lo que, para la antropología, debiera representar la cultura; cosa muy distinta de lo que en la práctica se entiende del concepto. A veces se utiliza la palabra para hablar de modos de ser o modos de vida que parecieran calificarse como mejores o peores entre sí. Por ejemplo, si miro con lujuria a una dama y además no me contengo de ofrecerle un piropo que relacione directamente su figura con un deseo carnal oculto en mi lenguaje más común y sencillo (“en esa cola sí me formo”), puedo ser tachado de inculto; en cambio, si sé "comportarme" en una cena de gala y atiendo con delicadeza a la norma de coger siempre los cubiertos de afuera hacia adentro, tengo mucha cultura.


No es esa la cuestión; todos los comportamientos, los “guarros” y los “refinados”, a fin de cuentas son expresión de aquella totalidad tyloriana y debieran entenderse como cultura. Sin embargo, el equívoco tiene alcances mayores, como en los medios de comunicación masivos cuando se distingue entre una televisión “cultural” de una que no lo es. Para mí toda la televisión es cultural y punto, tanto telenovelas como Soy tu dueña y programas como La academia, o reality shows como Opera prima. Todos son expresión de alguna parte de nuestra sociedad. No hablo de qué me gusta o que no, ni halago los valores estéticos o de producción en unos u otros programas; eso lo dejo a criterio de cada quien.


Los canales de las grandes televisoras, los que ofrecen la televisión ¿no-cultural?, son ventana de exhibición para la cinematografía nacional: ayer, por ejemplo, el canal 5 pasó la película El padre Amaro; el canal 2 ha exhibido cine nacional todos los domingos durante muchísimo tiempo; televisión azteca en menor medida, pero también lo ha hecho. Todos estos espacios ofrecidos por Azteca y Televisa son relativamente pequeños de acuerdo con la cantidad de tiempo que podrían destinar a mostrar películas nacionales, pero, aunque me pese, eso no las hace menos culturales, sino simplemente se opta por ofrecer otro tipo de contenidos quizá no tan nacionales, pero sí pertenecientes a nuestra cultura.


No pretendo tampoco defender lo mexicano por ser simplemente mexicano, ese argumento no es válido para mí. Lo que sí intento es hablar sobre un espacio en la televisión mexicana, donde se pueden observar esas películas que difícilmente ven luz de otro manera, pero eso será en la siguiente entrada del blog.


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3 comentarios:

  1. Ahora preguntémonos qué tanto respeto al creador de la obra se tiene cuando se proyecta la película censurada en escenas y diálogos completos... Y si en verdad vale la pena que sean exhibidas de esa manera

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  2. Completamente de acuerdo, Mario. El cine es sólo cine si se ve en pantalla de cine.

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  3. Claro que es parte de la cultura (definida antropológicamente) todo lo que difunden las televisoras, pero yo sí creo que hay diferencia entre los medios permisionados y los de carácter totalmente comercial (concesiones), en primera por el objetivo de cada una, por lo menos las que se llaman televisoras culturas tienen un afán educativo y formativo, didáctico, en contraste con las Televisa y Tv Azteca cuyo principal fin es el entretenimiento porque es lo que les deja más dinero.
    Luego ¿qué tipo de cine ofrecen? Televisa y Azteca sólo el que se hace famoso, y aún así les pagan una miseria por derechos a los cineastas (como si fuera un lujo que pasen sus películas en sus pantallas), además de que cortan terriblemente (violando los derechos de autor) las películas y las censuran, pero por eso últimamente se les hicieron pagar una fianza.
    Una primera diferencia respecto al cine entre televisoras "culturales" y comerciales, o como quieras llamarles, es que las primeras respetan la obra de un creador y por lo tanto, resulta algo para mí más importante: respetan al público espectador tanto por ofrecer una película completa, como por no pasar minutos y minutos de comerciales.

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