lunes, 8 de noviembre de 2010

Ir al cine

A Karla, mi compañera

La paradoja perfecta se transforma en oxímoron:

me ausento en compañía de la multitud.

Cuando iba para no ver,

en las sombras y entre rostros sin rostro,

aprendía a amar.

También cuando vi,

colectivamente,

aprendía a amar y añorar:

We´ll always have Paris.

A la velocidad de la luz

y tiempos estandarizados

viajé y fui otro.

Y también ahora voy,

y aprendo a amar como un loco,

dejándome ir

pero teniéndote a mi lado.

Y seguiré yendo,

ausentándome con todos,

y seguiré aprendiendo a amar

hasta que la película termine.