jueves, 22 de julio de 2010
Micmacs: de la tragedia a la fiesta y la belleza
miércoles, 21 de julio de 2010
La cinematografía en nuestra ¿televisión cultural? (segunda parte)
Dejando atrás la discusión en torno a lo cultural versus lo no cultural (si es que eso existe), es tiempo de hablar de un espacio en la televisión abierta donde se muestra un tipo de cine que difícilmente conseguiría ver luz de otra manera. Están las salas especializadas, los cineclubes y los esfuerzos notables, que van desde la piratería hasta las funciones académicas, como opciones de exhibición para pasar aquellas películas que por alguna u otra razón tienen algún mérito notable que no alcanzó a ser reflejado en las ganancias de taquilla de las grandes cadenas; sin embargo, ninguna de estas alternativas nos resulta más sencilla que un simple prender y apagar la televisión.
El canal 22 (¿el canal cultural?) destina parte de su programación al fomento de películas nacionales e internacionales, tanto recientes como clásicas, de años de antigüedad. Entiendo que el cine sólo es cine si ve en una sala, pero celebro que ante la ausencia de oportunidades para el cine mexicano y el cine de calidad (no de “alta cultura”, sino el cine precioso, con destacados logros estéticos o narrativos), exista este espacio de distribución para filmes que de otra manera quedarían en el olvido metálico de las latas que contienen las cintas.
En la página de internet del canal dirigido por Jorge Volpi hay una sección dedicada al cine, al dar clic sobre la misma se despliega una nueva página (Cinema 22) con la barra programática del 22 en materia cinematográfica. Una vez ahí, usted podrá dar cuenta de tres menús de opciones que se actualizan mensualmente: cine mexicano, nuestro cine (cine iberoamericano) y cine club 22 (cine del resto del mundo). Y la información no se detiene como mero indicativo de la hora y el día en que pasará tal o cual película: si uno decide ir más a fondo, aparecen una sinopsis, la ficha técnica y comentarios sobre el filme a exhibir.
Insisto, como alternativa es encomiable y pésele al medio y a la pantalla que le pese, y contrario a su muerte anunciada durante el siglo pasado, el cine sigue estando tan vivo y presente como lo ha estado desde hace más de 100 años, sólo es cuestión de saber buscar.
lunes, 5 de julio de 2010
La cinematografía en nuestra ¿televisión cultural? (primera parte)
Cuando se trata de definir qué es la cultura, se corre el riesgo de hablar sobre pequeñeces o sobre inmensidades que, lejos de aclarar un punto, nos confunden más. Sin embargo, la antropología cultural ha optado por tomar partida de aquellas definiciones integradoras que hablan de la totalidad, como ésta clásica de Edward B. Tylor: “La cultura (…) es aquel todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y cualesquiera otros hábitos y capacidades adquiridas por el hombre en cuanto miembro de la sociedad”.
Por más de un siglo, ésta ha sido la visión de lo que, para la antropología, debiera representar la cultura; cosa muy distinta de lo que en la práctica se entiende del concepto. A veces se utiliza la palabra para hablar de modos de ser o modos de vida que parecieran calificarse como mejores o peores entre sí. Por ejemplo, si miro con lujuria a una dama y además no me contengo de ofrecerle un piropo que relacione directamente su figura con un deseo carnal oculto en mi lenguaje más común y sencillo (“en esa cola sí me formo”), puedo ser tachado de inculto; en cambio, si sé "comportarme" en una cena de gala y atiendo con delicadeza a la norma de coger siempre los cubiertos de afuera hacia adentro, tengo mucha cultura.
No es esa la cuestión; todos los comportamientos, los “guarros” y los “refinados”, a fin de cuentas son expresión de aquella totalidad tyloriana y debieran entenderse como cultura. Sin embargo, el equívoco tiene alcances mayores, como en los medios de comunicación masivos cuando se distingue entre una televisión “cultural” de una que no lo es. Para mí toda la televisión es cultural y punto, tanto telenovelas como Soy tu dueña y programas como La academia, o reality shows como Opera prima. Todos son expresión de alguna parte de nuestra sociedad. No hablo de qué me gusta o que no, ni halago los valores estéticos o de producción en unos u otros programas; eso lo dejo a criterio de cada quien.
Los canales de las grandes televisoras, los que ofrecen la televisión ¿no-cultural?, son ventana de exhibición para la cinematografía nacional: ayer, por ejemplo, el canal 5 pasó la película El padre Amaro; el canal 2 ha exhibido cine nacional todos los domingos durante muchísimo tiempo; televisión azteca en menor medida, pero también lo ha hecho. Todos estos espacios ofrecidos por Azteca y Televisa son relativamente pequeños de acuerdo con la cantidad de tiempo que podrían destinar a mostrar películas nacionales, pero, aunque me pese, eso no las hace menos culturales, sino simplemente se opta por ofrecer otro tipo de contenidos quizá no tan nacionales, pero sí pertenecientes a nuestra cultura.
No pretendo tampoco defender lo mexicano por ser simplemente mexicano, ese argumento no es válido para mí. Lo que sí intento es hablar sobre un espacio en la televisión mexicana, donde se pueden observar esas películas que difícilmente ven luz de otro manera, pero eso será en la siguiente entrada del blog.
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