A Karla, mi compañera
La paradoja perfecta se transforma en oxímoron:
me ausento en compañía de la multitud.
Cuando iba para no ver,
en las sombras y entre rostros sin rostro,
aprendía a amar.
También cuando vi,
colectivamente,
aprendía a amar y añorar:
We´ll always have Paris.
A la velocidad de la luz
y tiempos estandarizados
viajé y fui otro.
Y también ahora voy,
y aprendo a amar como un loco,
dejándome ir
pero teniéndote a mi lado.
Y seguiré yendo,
ausentándome con todos,
y seguiré aprendiendo a amar
hasta que la película termine.